miércoles, 27 de enero de 2010

LA ULTIMA CENA DE JESUS


Y ahora, vuelvan a hacerse abrazar por Mí, para recibir la vida que les participé con infinita alegría a todos ustedes. Aquella noche, con infinito amor, lavé los pies a Mis Apóstoles porque era el momento cúlmine de presentar a Mi Iglesia al mundo. Quería que Mis almas supieran que, aún cuando estén cargadas de los pecados más grandes, no están excluidas de las gracias. Que están
junto a Mis almas más fieles; están en Mi corazón recibiendo las gracias que necesitan.

Qué congoja sentí en aquel momento, sabiendo que en Mi Apóstol Judas estaban representadas tantas almas que, reunidas a Mis pies y lavadas muchas veces con Mi Sangre, ¡habían de perderse! En aquel momento quise enseñar a los pecadores que no porque estén en pecado
deben alejarse de Mí, pensando que ya no tienen remedio y que nunca serán amados como antes de pecar. ¡Pobres almas! No son estos los sentimientos de un Dios que ha derramado toda Su sangre por ustedes.

Vengan todos a Mí y no teman, porque los amo; los lavaré con Mi sangre y quedarán tan blancos como la nieve; anegaré sus pecados en el agua de Mi Misericordia y nada será capaz de arrancar de Mi corazón el amor que les tengo.

***Extracto del libro de Catalina Rivas - La PASION ***

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